El
impacto ambiental que las industrias tienen sobre
el
medio ambiente y los
recursos naturales ha sido considerable, no
tan sólo como resultado del crecimiento de la producción,
sino también gracias a que dicho crecimiento se concentró
en sectores de alto impacto ambiental.
En este contexto y en términos de
sectores contaminantes, es de notarse la importancia creciente de la
producción de electricidad, seguida por la
producción minera y
manufacturera.
Se calcula que, entre 1950 y 1970, la intensidad de la contaminación,
medida como el volumen anual en kilogramos de
emisiones por millón
de dólares de producto, creció en un 50%, sobre todo
por la contribución de
empresas intermedias. De 1970 a 1989,
dicha intensidad creció otro 25%, el cual se atribuye al crecimiento
de las inversiones del
sector público en las
industrias petroquímica
y de fertilizantes, ocurrido principalmente en el período de
1978 a 1982.
Una de la limitantes de la
política ambiental
es que no existe un inventario exhaustivo de contaminantes totales
generados por el sector industrial. Por tanto, se ha procurado estimar
la importancia de las diferentes industrias a través de
métodos indirectos. Destacan entre los giros industriales que más afectan
el ambiente la petroquímica básica,
la química
y la
industria metalúrgica, que en total pueden representar
más de la mitad de la contaminación generada por el
sector. En materia de
residuos peligrosos, las industrias químicas
básicas, secundaria y petroquímica son las principales
generadoras de residuos industriales, les siguen las
industrias metalmecánicas
y metalúrgica básica y la industria eléctrica.
Dada la desigual
distribución geográfica
de la industria y la dispar presencia de tipos de industrias en cada
región, sus efectos ambientales difieren sustantivamente. Se
puede distinguir estados con una alta intensidad de generación
de contaminantes con relación a su producto, como parece ser
el caso de Chiapas, Guanajuato, Querétaro, Tabasco, Tamaulipas,
Tlaxcala y Veracruz. Otros estados, en cambio, a pesar de su alta
concentración de industrias, presentan una baja intensidad
de contaminación por unidad de producto industrial, como es
el caso de los estados de México, Puebla, Jalisco, Nuevo León
y el Distrito Federal. Esto indicaría que la industria de las
principales
zonas metropolitanas del país es, por unidad de
producto, considerablemente más limpia que su equivalente en
muchos otros estados y regiones. Cabe señalar que el análisis
anterior no considera la existencia de equipo de control, sino las
características tecnológicas de los
procesos industriales
analizados, si bien una parte importante de las industrias de mayor
tamaño han incorporado equipos de
control atmosférico
y de
tratamiento de aguas residuales, lo que hace disminuir sensiblemente
su aportación medida indirectamente.
Se enfrenta, así, un problema complejo que
tiene relación con la estructura del sector industrial en México,
que se ilustra adicionalmente en los puntos siguientes:
· La
industria azucarera tiene una tecnología
con 45 años de antigüedad en promedio y presenta efectos
contaminantes sobre el agua derivados de su elevado consumo energético,
sus descargas de alta temperatura y gran contenido de
materia orgánica
(bagazo, cachaza y vinazas). Además, contribuye a la
contaminación del aire por la utilización de
combustóleo y
bagazo,
careciendo totalmente de equipos de control de emisiones.
· La industria
minero-cuprífera presenta efectos contaminantes
del agua por
descargas ácidas, de metales,
cianuros de sodio,
materiales reactivos,
aceites lubricantes usados y
sólidos suspendidos, y del aire por partículas de
polvo derivadas de
sus procesos.
· La industria siderúrgica afecta al agua con descargas
ácidas y
amoniacales; al aire con polvos, gases y humos provenientes
del carbón y gas natural en procesos de combustión ineficientes.
· La industria del cuero genera residuos de “descarne”,
“raspa”, polvo de piel cromada y recorte; además,
contamina el agua con sales, cromo, materia orgánica, grasas,
taninos vegetales y
sintéticos, y el aire con polvos, gases
y humos.
· La industria de
celulosa y papel contamina el agua con materia
orgánica y sustancias químicas cloradas y el aire como
resultado de procesos de combustión.
· En lo que se refiere a la minería en general, los
principales riesgos derivan de la fase de explotación, principalmente
de la operación de presas de jales. La misma puede generar
escurrimientos y arrastres de residuos minero-metalúrgicos
peligrosos de alta afectación ambiental, así como la
descarga de aguas residuales en cuerpos receptores. Igual ocurre en
los procesos de beneficio de
minerales, que pueden tener efectos ambientales
negativos a través de sus aguas residuales, materiales y sustancias
peligrosas y, en algunos casos, emisiones a la
atmósfera. Estas
últimas son particularmente importantes en los procesos de
fundición y
refinación.
· Finalmente, la actividad petrolera involucra acciones de
grandes dimensiones que afectan drásticamente al ambiente.
Ello es particularmente cierto en relación a las actividades
de refinación y petroquímicas que, aunque se convierten
en un importante estímulo a la formación de
parques industriales,
muestran por lo general niveles altos de contaminación, así
como de deterioro de su entorno natural.
Bibliografia:
http://app1.semarnat.gob.mx/dgeia/estadisticas_2000/compendio_2000/02dim_economica/02_04_Industria/data_industria/RecuadroII.4.1.1.htm